jueves, 19 de enero de 2017
Pintura: El Maestro Rafael de Francisco Oller
Poema: El maestro Rafael
José Gualberto Padilla
Pobre y humilde artesano
de oscuro y modesto nombre,
hubo en borinquen un hombre
caritativo y cristiano;
con la dádiva en la mano
y en el corazón la calma,
ciñó por única palma
la pura y dulce alegría
con que sus dones hacía
para provecho del alma.
Es una historia de ayer,
que está viva en la memoria;
aún recuerdan esa historia
los que nos dieron el ser.
Ellos que pudieron ver
que el modesto menestral,
en combate desigual
con el tiempo y la ignorancia
a la pobre y tierna infancia
daba el pan intelectual.
Sacerdote de la idea,
de la ilustración obrero,
tuvo el noble tabaquero
la fe que redime y crea.
En la fecunda tarea
a que dió su vida fiel,
conquistó como laurel
de la tumba que lo abriga,
que hoy el nombre se bendiga
del maestro Rafael.
Y cuando el naciente sol,
que a iluminarnos empieza,
brille en toda su grandeza
en el cenit español,
a su candente arrebol
otra edad verá lucir
con letras de oro y zafir,
grabado en el mármol duro,
ese nombre ayer oscuro,
glorioso en el porvenir.
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